Gaviota

Gaviota
Unidas

Vuelen Conmigo

Muchas veces las personas nos invitan a echar las penas a volar, para que con ello, la alegria nos invada. Hare este consejo una realidad en mi vida y en la de aquellos que lean este espacio. Le pondre alas a mis palabras. Espero que esas alas les permita a esas palabras volar hasta el corazón de mis lectores y darle libertad a los que se sienten cautivos, darle esperanza a los desfallecidos y una luz de alegria a los que deambulan por la obscuridad de sus angustias. Este blog, es solo el afán de expresar lo que siento, con la esperanza de que la persona que lo lea, encuentre en sus líneas quizas un mismo sentir, o una misma respuesta. Ven. acompañame y volemos juntos en busca de una ruta que nos ayude alcanzar la paz....


Gaviota

Sunday, April 18, 2010

Respuesta a tu pregunta

Ya estoy enterada, de que sabes que eran mis trazos los que llamaron tu atención. Que aquellas letras escritas en la arena frágil eran quizás mi íntimo secreto, mi última voluntad, mi testamento. Supe, que la curiosidad jugo contigo, y en ese juego ella resulto ganadora. Te tuviste que rendir ante sus tentáculos que atraen a todos como el polen atrae a las aves. Bajaste de tu altura, OH águila majestuosa, para leer los trazos de quien los escribió con la promesa de una ola, de que los borraría. Traidora ola, que los dejo plasmados. Seguramente se entretuvo acariciando una roca que la lleno de lisonjas, y se olvido de su promesa de borrar los trazos que deje grabados.

Jamás pensé que las ideas que se escapaban de la jaula de mi mente, y salpicaban la arena, fueran para alguien un tesoro. Por el contrario, siempre las senti solo hojas muertas, que de tan secas sé caían de la rama para buscar vida en las afueras. Mucho menos mi limitada mente pensó que un águila majestuosa, me concediera el honor y el privilegio de descender tan lejos de su cielo para mirar mis trazos en la arena. Debo buscar esa ola traicionera, que no cumplió su parte de la promesa, y desnudo mi alma. Pero debo agradecer a la incumplida ola, pues gracias a su olvido, me permitió la dicha de conocerte, y que me conocieras.

Ya no es secreto, que acaricio la arena del mar con mis garras un tanto desgastadas. Ya no es secreto que a solas en las noches le hago arrumacos al mar, mientras derramo mis sentimientos en forma de letras sobre la arena blanca. Jamás me imagine que un ave como tu, majestuosa, dueña y señora de los cielos, inclinara su mirada de diosa para divisar en la distancia los insignificantes versos de una gaviota a quien han hecho creer que puede ser poeta.

Supe, no se si porque el viento te robó un pensamiento y me lo trajo, o si porque un sueño se enojo contigo y vino a mi encuentro, que no te gusta el mar. Que para ti, el mar es un tirano que aleja a los humanos de sus seres amados. Que separa a hermanos de un país, de sus otros hermanos. Solo sé, que prefieres los ríos, porque dices que son como caminos de regreso, como puentes que unen el final y el comienzo, como borradores mágicos que desaparecen el adiós y lápices de amor que escriben los regresos. Entonces ¿que buscabas husmeando en esos secretos, mirando de la playa sus íntimos desvelos? ¿Qué hacías en mi mar, que palabra o que anhelo, te hizo abandonar el cielo y pisar el suelo?

Talvez no lo sabré, como bien dices, no cuento con el tiempo. Con ese tirano cruel, que nos azota lento, que nos roba minutos, que nos acorta el cuento, y nos engaña siempre porque cuando pensamos que lo tenemos, se marcha y nos mira cuando se encuentra lejos. Más tirano que el mar, es el maestro tiempo. Que te da la lección y aprendas o no aprendas, continúa su camino, que aun pareciendo lento, es vertiginoso e invisible como el viento.

Mi enemigo el tiempo, que me mira y se burla, que corre muy aprisa cuando le ruego que camine lento. Mi enemigo el tiempo, que se hace presente cuando estoy muriendo y se hace ausente, cuando estoy viviendo. Mi enemigo el tiempo, mi mas cruel maestro. Que me da lecciones y me pone pruebas que yo no comprendo.

No sé si un águila y una gaviota pueden compartir el espacio de vuelo, no tengo la respuesta pregúntaselo al cielo, tu que vuelas mas alto. Tu, que con el sol té risas el cabello. No sé, siempre he sido pregunta y nunca respuesta, siempre he sido etérea, tan solo pensamiento. A veces me pregunto, existiré, o soy un invento de alguien que de tanto dolor creo un ave, sin rama, sin nido y sin tiempo. Querer es poder, dice una frase y yo pienso que es cierto. Yo queria ser libre eternamente, y ahora sé que puedo. Queria volar aun con alas prestadas, y lo estoy haciendo. Queria morir pronto, y lo estoy consiguiendo.

No sé la respuesta a la pregunta que causa tus desvelos. Solo té diré, que volare en tu cielo, aunque tus garras me destrocen por dentro, Volare en tu cielo, aunque me ignores y conjures con el viento. Volare en tu cielo, aunque sea para verte de lejos. Porque así lo decidí y así lo quiero. Puedes hacer de cuenta que no vuelo, que soy solo una sombra, un espectro de un pájaro ya muerto. Que soy arena que el viento va deshaciendo, y que esparce a tantos sitios, que ni yo misma me encuentro. Tú eres rosa, y talvez un día, mis granos se aglutinen y vayan a tu encuentro.

Tus águilas ancianas que nutren la sabiduría que llevas por dentro, tus águilas ancestros, tienen razón en su planteamiento, el que da lo que tiene no puede ser juzgado, y precisamente eso contigo pretendo. Darme, darme tanto que me quede vacía por dentro, darme para que aun no estando, tu sientas que aun me vez muy cerca. Darme para perpetuarme en una aves, que con el agitar de sus alas me haga un homenaje. No porque yo sienta que lo merezco, sino para sentir que de ausencia me volví recuerdo.

Te pido, mi querida águila, que si algún DIA paseas por la playa, y encuentras algunos trazos plasmados en la arena, bórralos con tu pico, arráncalos de la piel que los ostenta, no dejes huellas mías, que nadie mas lo sepa.

Y si un día desde el cielo vez, tan solo soledad y arena, sin trazos o algo que se le parezca, promete que harás en el cielo una pirueta con sabor a verso, a rima y a poema... y dirás que lo haces en recuerdo de la gaviota aquella que ya no dejara más trazos en la arena.

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